Al mar cayó un corchito,
flotó al compás de las olas.
A su lado pasó una ballena
que lo azotó con su enorme cola.
Mas pronto se recuperó
y volvió a salir a flote.
Nadó nuevamente con calma,
a pesar del feroz azote.
Dijo a la ballena el corchito:
«Puedes resollar y aletear todo lo que quieras
pero yo jamás arriaré bandera;
¡pues soy de mucho aguante,
insumergible y boyante,
y flotaré de todas maneras!»
Anónimo