La Navidad es un tiempo de amor. También es de alegría, dar, compartir, reír y reunirse con la familia y amigos. Pero por encima de todo, es para dar amor.
Mateo era un huérfano de diez años de edad que vivía con su tía, una seora amargada y muy molesta por tener que cuidar de su sobrino. Siempre le recordaba a Mateo que si no fuera por su generosidad, estaría vagando por la calle. Aún con esa frialdad y regañadera en casa, él era un niño amable y cariñoso.
No me había fijado en Mateo hasta que él empezó a quedarse después de clases para ayudarme a ordenar el salón. Esto lo hacíamos en silencio pero cuando hablábamos, Mateo me contaba sobre su mamá. Aunque bastante pequeño cuando ella murió, la recordaba como una madre amable, cariñosa y amorosa que siempre pasaba tiempo con él.
Sin embargo al acercarse la Navidad, Mateo ya no se quedaba después de clases, lo extrañaba pero los días pasaban y él se iba temprano a su casa. Una tarde le comenté que lo extrañaba, sus ojitos marrones se alumbraron, “¿en serio maestra?” me respondió.
Le expliqué que él era mi mejor ayudante, “le estaba preparando una sorpresa” me susurró. “Es para Navidad”. Luego le dió pena y salió corriendo del salón.
Llegó por fin el último dia de escuela antes de las fiestas. Por la tarde, Mateo entró calladamente al salón con sus manitos a sus espaldas. “Le tengo su regalo” me dijo tímidamente, “espero que le guste”. Me estrechó las manos y me entregó una diminuta caja de madera.
“Que hermoso es Mateo, ¿que hay adentro?” le pregunté al abrir la cajita. “no podrás ver lo que hay adentro, Maestra” respondió. “Tampoco palparlo, saborearlo ni sentirlo, pero mi mamá siempre me decía que te hace sentir bien en todo momento, te da calor cuando tienes frío y seguridad cuando estés a solas.”
Admiré la cajita vacía, “¿qué es Mateo, que me hará sentir tan bien?”
“Es amor” me susurró, “mamá decía que es mejor cuando lo regalas”. Con eso se dió la media vuelta y se fue.
Ahora guardo la cajita de madera encima del piano que está en mi sala de estar y sonrío ante la reacción de sorpresa de amigos curiosos al explicarles que adentro de la cajita, hay amor.
Si, la Navidad es para alegrarnos, para cantar, para dar y recibir regalos. Pero por encima de todo eso, es para dar amor.